Guernica-Oaxaca (1936 a 2006)

Jonathan Vásquez

«¿Qué cree usted que es un artista? ¿Un imbécil que sólo tiene ojos si es pintor, oídos si es músico o una lira que ocupa todo su corazón si es poeta? Bien, al contrario, es un ser político, constantemente consciente de los acontecimientos estremecedores, airados o afortunados a los que responde de todas maneras. No, la pintura no se hace para decorar pisos». (Picasso, a un periodista, tras la Segunda Guerra Mundial).

Hace poco tiempo fui cuestionado en casa, acerca de una pintura que nadie comprendía, donde sólo se miraba un caballo hecho de triángulos; tuve que intervenir para explicar el contenido, así que dos palabras emanaron de mi boca: paz y dolencia, y es que es necesario señalar el contraste de ambos términos para comprender una gran creación. Si queremos entender el Guernica de Picasso, es fundamental entender el marco histórico y cultural en el que se inserta, pues, una pintura es considerada buena por el modo en que está resuelta, es decir, en palabras del autor: “con el grado de maestría con que ha sido pintada’’. La pintura no está hecha para decorar habitaciones ni pertenecer a determinado grupo de personas, el afán de un verdadero creador está en transformar la sociedad, por eso Picasso crea la obra citada, encontrando en la devastación provocada por el bombardeo a la ciudad de Guernica, la inspiración para el tema que hasta entonces no había podido concretar.
 
Guernica, Pablo Ruiz Picasso, 1937.

Con el propósito de dar a conocer ante el mundo las atrocidades cometidas por la guerra (en un lienzo donde la composición y el color se traducen a un argumento universal contra toda barbarie provocada por la voluntad de poder) Picasso logra sumergir al espectador en el clima de muerte y destrucción que se suscitó durante la Guerra Civil Española. Si hay algo que hace a estas grandes obras tan especiales, es que trascienden ante cualquier discurso culto o retórica histórico-artística, nos llevan a unas dimensiones y a un espacio que tienen muchas lecturas. En Guernica no hay bombas, ni aviones ni soldados, pues la simplicidad y honestidad en el trazo realizan todo el trabajo; más allá de escuchar a los expertos, es más importante escuchar a los que no lo son, por eso el afán de contextualizarlo a una situación cercana y clave para la historia político-social de Oaxaca: el 2006.


Yo, más que decir lo que es ‘Guernica’, intentaría escuchar lo que otra persona cree que es. 2006, el año donde se demostró la inconsistencia del poder político y el sistema económico preponderante, año donde se reveló ante todo el mundo la injusticia, impunidad, corrupción, prepotencia, inequidad e indiferencia hacia la población por parte del aparato estatal; que obligó al pueblo a salir a las calles, tomar los medios y lo más importante: perder el miedo.El movimiento jugó un papel determinante en la vida de todos los habitantes, pues a pesar de los numerosos operativos de represión, se comprendió la condición infructuosa del poder avasallante y, mediante el respaldo popular, se esbozaron las bases de su futuro derrumbamiento. Es aquí donde entra el Guernica actual, trazado a partir de los sucesos clave, los rostros de hartazgo y sufrimiento del fenómeno de insurrección más cercano a nosotros.

Picasso expresó su deseo de que el cuadro no volviera bajo ningún concepto a España, mientras no se restableciera la democracia. Lo único que salvaría pedir es que la producción artística actual no favorezca los intereses de la clase dominante, la cual pide un arte que corteje y adule su gusto mediocre, pues así como Picasso lanza un grito a la barbarie, en la Guernica o Oaxaca 2006 se lanza un grito a la justicia e impunidad y un llamado a la acción. •

Oaxaca 2006.
(Inspirado en Guernica, Pablo Ruiz Picasso, 1937)
Jonathan Vásquez, 2014.





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