La Educaciòn Es Una Obligaciòn Del Estado

La educación es una de las justificaciones políticas de la existencia del gobierno, y en México además de justificación política es una obligación Constitucional. Así el artículo 3° Constitucional obliga al Estado (federación, estados, DF y municipios) a impartir educación gratuita a todos los niveles. Este derecho que tienen todos los individuos en México, repito, obliga al Estado a destinar el 8% del presupuesto total. Pero el actual gobierno neoliberal, fiel representante de los capitalistas, considera debe disminuir y reasignarse en aéreas productivas, es decir, debe dejarse de dar educación gratuita y destinar el gasto público a subsidios a los capitalistas. Esto implica en realidad, que cuando hablan de convertir el gasto educativo en inversión, es para favorecer un nuevo reparto de la riqueza social producida a favor del capital.

Pero en México, como en toda sociedad capitalista se libera una guerra por la distribución de la riqueza social producida.

GASTO EDUCATIVO – VS. - INVERSIÓN EDUCATIVA

Los impuestos son la forma legal en que la población contribuye al gasto público esperando en la lógica, obtener una contraprestación consistente en buenos y eficientes servicios públicos de educación, salud, agua, seguridad, etc.

Pero, los capitalistas, tratan en todo momento de beneficiarse de la distribución de esta riqueza social producida, como una forma de aumentar su plusvalía o ganancia. Para ello inventan procedimientos que disfrazan con lenguaje demagógico de “contribuciones o cuotas voluntarias”, logrando que sean los particulares los que paguen cantidades extras a los impuestos por los servicios públicos (educación, salud, seguridad, servicios) que le corresponde prestar al Estado (gobierno). Esta pretensión de los capitalistas y el gobierno neoliberal encuentra su contrario cuando los trabajadores de la ciudad y del campo luchan por que sea el Estado (gobierno) el que a partir de los impuestos se encargue de la prestación de los servicios sociales. En estos dos posiciones encontrados y antagónicas, esta la contradicción fundamental que origina el conflicto de la Alianza para la CORRUPCIÓN (calidad) Educativa (ACE).

Parafraseando a Sun Tzu, “la guerra es el arte del engaño, para someter al enemigo sin combatir”, y los empresarios y sus gobiernos neoliberales, mediante engaños obligan a los trabajadores del campo y la ciudad a pagar más impuestos e incrementar las cuotas y cooperaciones “voluntarias”, lo que representa un gasto extra por los servicios públicos. Servicios que ya han sido pagados con los impuestos, engaño que se materializa mediante el mecanismo de las “contribuciones o cuotas voluntarias”.

En relación a la educación, antes de los gobiernos neoliberales el magisterio utilizaba el concepto “gasto educativo” como el dinero público proveniente de los impuestos que necesariamente debía destinarse a cubrir el derecho constitucional de la educación pública gratuita. Pero a partir de los gobiernos neoliberales se elimina el término gasto y se sustituye por el concepto inversión educativa.

El fondo no es el cambio de una palabra por otra, es la sustitución de los conceptos. Gasto es dinero que se utiliza para cubrir una necesidad u obligación. Inversión implica medición y la posibilidad de recuperar el dinero invertido. De esta trampa en el maneo del idioma nace la justificación ideológica neoliberal de que el dinero utilizado como inversión educativa debe repercutir en un producto, medible y en lo posible recuperar este dinero invertido. A los neoliberales no les importa que el dinero sea para cubrir una obligación como la señalada en el artículo 3° Constitucional. Así los jilgueros neoliberales gritan: “…Si recibes educación debes pagarla”, ocultando el hecho de que ya se pagó con los impuestos. He ahí el engaño. Para ellos lo que importa es evaluar y recuperar lo invertido y muchos compas de buena fe, o por error, caen en su juego aceptando las evaluaciones, mediciones y los mecanismos de recuperación de la inversión. Parafraseando a Sun Tzu: “Renuncian, se someten al enemigo sin reflexionar y sin combatir” (Sun Tzu).

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